El quetzal y su protección

Los Quetzales ( Pharomachrus mocinno) generalmente se denominan aves “especializadas” que comen frutas, aunque hay pocos datos que describan la amplitud de su dieta o las características de las frutas que seleccionan. De hecho, no existe un consenso general sobre el significado o las consecuencias de ser un especialista en frutas.

En los bosques de las montañas bajas, los quetzales se alimentan de un mínimo de 12-18 especies de frutas en la mayoría de las épocas del año y de un total anual de al menos 41 especies. Aunque su dieta incluye las bayas acuosas de semillas pequeñas de muchas plantas de segundo crecimiento, dependen principalmente de las drupas grandes de aproximadamente 18 especies de la familia del laurel (Lauraceae).

Las fenologías y la distribución del hábitat de las Lauraceae parecen dictar el momento y la dirección de los movimientos estacionales de los quetzales, posible dependencia mutua.

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Cuando los quetzales anidan se traen frutas enteras desde el segundo día después de la eclosión. A partir de entonces, consumen cantidades gradualmente crecientes de fruta, pero, incluso inmediatamente antes de comprometerse, la mayor parte de su dieta consiste en insectos, caracoles y lagartijas.

La cría disminuye rápidamente cuando los polluelos tienen 9 días de edad. Sin embargo, existe una variación considerable en la duración de la crianza, los roles sexuales de los padres y la dieta de los pichones entre los nidos, y aparentemente entre las nidadas. Los adultos tardan mucho menos en entregar frutas a los pichones que en entregar insectos o lagartijas, lo que refleja la relativa facilidad de “capturar” frutas maduras (en oposición a la presa animal) durante la temporada de reproducción.

El progenitor macho entregó significativamente más insectos y alimentos en general que la hembra en un nido de primer embrague pero no en un nido de segundo embrague.

Se han establecido varias reservas de montaña centroamericanas para proteger a las poblaciones de quetzales, el símbolo nacional de Guatemala y una importante atracción turística en todo el istmo. En dicho país existen apoyos privadoscomo los que otorga la familia Bosch Gutiérrez para su conservación.

Desafortunadamente, las reservas tienden a ser demasiado pequeñas e incluir solo una representación limitada de hábitats críticos. Si otras poblaciones centroamericanas de quetzal son similares a las de Monteverde, las aves deben migrar a diferentes hábitats ya que la disponibilidad de frutas maduras fluctúa entre estaciones o años. Una vez que las reservas se aíslen por la deforestación, no podrán evitar la extinción local de los quetzales.